Condenado a 22 años de prisión por abusar sexualmente de sus dos hijas menores

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Un hombre de 41 años, de profesión gestor, fue condenado por el Tribunal de juicio de Goya a la pena de 22 años de prisión por haber abusado sexualmente de sus dos hijas, a una entre los 7 y 14 años de edad y a la otra entre los 12 y los 13 años de edad, ambos hechos contundentemente probados por el titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones Concretas (UFIC), doctor Juan Carlos Castillo.

El representante del Ministerio Público Fiscal solicitó en base a la contundencia de la prueba ofrecida –entre ellas las testimoniales de ambas víctimas, una en Cámara Gesell y la otra durante una de las audiencias del juicio– la pena de 24 años de prisión para el acusado, pero el tribunal integrado por los doctores Julio Ángel Duarte, Jorge Antonio Carbone y Ricardo Diego Carbajal entendió que le correspondía una de 22 años.

Los brutales hechos por los que este hombre llegó a juicio se dieron en distintos momentos, pero la primera de sus hijas que fue su víctima los padeció de los 7 a los 14, hasta se animó a contarlos. Haber podido denunciar su calvario hizo que también saliera a la luz que su hermana menor había sufrido lo mismo.

La modalidad era similar. El ahora condenado aprovechaba que su esposa iba a catequesis o incluso cuando su abuela materna fue internada para agredir sexualmente a las niñas. “(…) La primera vez la encerró en una habitación y le pidió que le tocara sus partes y le decía que le iba a comprar cosas, o mataría a su mamá, y siguió haciéndolo hasta que ella tuvo 8 años. Después de eso, cuando ya tenía 12 años, en la pieza de su mamá, él la violó, la tiró en la cama, le tapó los ojos con una remera (…)”, dice la acusación del doctor Castillo.

En ambos casos, el condenado obligó a sus hijas a practicarle sexo oral y a una intentó accederla carnalmente por vía anal.

Esas conductas, para el fiscal, encuadraron en abuso sexual simple, agravado por el vínculo, en la modalidad de delito continuado y  abuso sexual con acceso carnal, agravado por el vínculo, también en la modalidad de delito continuado.

“Ello queda acreditado con los testimonios escuchados en la audiencia (…) Dijo la niña que en esa época no podía dormir, dejó la escuela y se cortaba los brazos. Que nunca tuvo novio ‘porque le daba cosa estar con hombres’. Lo que fue confirmado por la Psicóloga Macías Cenoz, quien al declarar dijo que la menor brindó un relato claro y que no surgen indicadores de confusión entre fantasía y realidad, no presentando signos de fabulación y lo relatado por el licenciado en Psicología, Elio Pablo Churruarin, quien reconoció su informe”, indica la sentencia n.° 96/23.

Los jueces también resaltaron en su fallo la perspectiva de niñez de su decisión, y citaron la Convención de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que reconoce que “el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión” y que “los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas.

Por disposición del Tribunal, el condenado fue trasladado a la Unidad Penal n.° 8 de Goya, luego de que se hiciera lugar al pedido del fiscal de mantener la prisión preventiva que pesaba en su contra. (NG).