El triunfo ante Boca en el Superclásico hizo llenar de euforia el estadio Monumental, el día que River buscaba su pase a las semifinales de la Copa Libertadores. Esa victoria le dio entusiasmo a los hinchas para que el estadio se mostrara repleto, con la intención de poder disfrutar por partida doble.
El recibimiento al equipo fue a puro colorido, para exteriorizar la alegría por lo que se había vivido tres días antes, nada menos que en la cancha del máximo adversario.
El técnico Marcelo Gallardo decidió dos cambios, en relación al encuentro de ida: González Pirez reemplazó al suspendido Paulo Díaz, y Colidio ingresó por Echeverri. La sorpresa se dio rápido, por la postura inicial que tomaron los chilenos: se volcaron hacia campo rival y presionaron bien adelante al equipo local. River, con el correr de los minutos, fue saliendo de esa situación controlando mejor la pelota, y haciéndola circular con toques cortos y rápidos.
La reacción le dio resultado, y el juego se fue trasladando hacia el área de Cortés. De esa manera, aprovechó una acción detenida ponerse en ventaja: Acuña ejecutó un tiro libre, y luego de un rechazo de la defensa Simón lanzó la pelota al área desde la izquierda, Colidio apareció sin marca por el otro lado y convirtió con un toque suave.
Colo Colo se vio obligado a ir en busca del desequilibrio a partir de ese momento, y River utilizaba la velocidad del autor del gol para sorprender por la vía del contrataque. Si bien los chilenos controlaban la pelota con prolijidad, cuando la perdían quedaban desprotegidos en el fondo, debido a que sus jugadores se encontraban en el otro sector de la cancha.
Los chilenos tenían buenas intenciones ofensivas, pero carecieron de profundidad durante todo el primero tiempo y no remataron al arco. El desarrollo del juego no se modificó en la segunda parte. Colo Colo tenía la posesión de la pelota pero no podía exigir a Armani con riesgo serio.