Preocupación de frutihortícolas por los altos costos de producción y bajas ventas

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Advierten que los precios de los productos fluctúan en forma permanente y la mayoría de los casos trabajan a pérdida. José Soto, productor hortícola de esa zona en el interior de Corrientes, explicó en declaraciones a Radionord la difícil situación que atraviesa el sector en cuanto a la fluctuación de precios de productos como tomates, morrones y pepinos.

La diferencia de precios entre lo que cuesta producir y los valores a los que se vende en las verdulerías y en las góndolas de los supermercados siempre es abismal y en los últimos tiempos esta tendencia se ha vuelto mucho más marcada. De hecho, los productores frutihortícolas de la zona de Santa Lucía están preocupados porque se mantiene el trabajo a pérdida.

José Soto, productor hortícola de esa zona en el interior de Corrientes, explicó en declaraciones a Radionord la difícil situación que atraviesa el sector en cuanto a la fluctuación de precios de productos como tomates, morrones y pepinos.

Soto destacó que mientras algunos productores han tenido resultados favorables, otros no han podido cubrir sus costos. “Hay a productores que les fue maravillosamente bien y otros que no pudieron pagar la cuenta”, explicó.

La variación se debe a varios factores, entre ellos las fechas de siembra y las condiciones climáticas. Aquellos que plantaron a finales de febrero y marzo, cuando la oferta era limitada, lograron precios altos por productos como tomates, morrones y berenjenas. Sin embargo, los productores que sembraron a partir de abril enfrentan un panorama diferente, con precios mucho más bajos.

“La realidad es que hay productores que están vendiendo un cajón de tomate a $5.000 o $4.000 pesos”, comentó Soto. “Este tipo de fluctuaciones de precios, que pueden cambiar de un día a otro, pone en una situación compleja a los productores, quienes terminan vendiendo a pérdidas”.

A PESAR DE LOS OBSTÁCULOS

En su momento, Soto fue presidente de la Sociedad Rural de Lavalle y está radicado en la ciudad cabecera, Santa Lucía. En la zona hay 1.300 hectáreas bajo coberturas pláticas, donde se producen hortalizas, tomates, pimientos, zapallitos, chauchas o berenjenas que se comercializan en su mayoría en el Mercado Central de Buenos Aires.

Además, la necesidad de continuar produciendo a pesar de los obstáculos es una constante en el sector. “Muchos productores, especialmente dentro de la comunidad boliviana, sienten la presión de seguir adelante con la producción para no detenerse, aunque no sea el momento ideal del año”, explicó Soto.

Sin embargo, esta presión económica lleva a consecuencias no deseadas, como la aparición de enfermedades y plagas como la mosquita blanca y los nematodos, lo que empeora la situación. Soto reflexionó sobre la difícil realidad del sector: “El productor tiene que cortar el ciclo, pero necesita seguir produciendo por la situación económica. El costo de producir hoy en día es muy alto, y los resultados no siempre son los esperados”.