La ciudad de Goya vuelve a vestirse de luto tras conocerse que un joven de 28 años decidió quitarse la vida. Este nuevo caso se suma a una preocupante lista de suicidios que golpea a la comunidad y deja un profundo dolor en familiares, amigos y vecinos.
Las razones detrás de esta decisión permanecen en el silencio, como ocurre en la mayoría de los casos, pero el impacto es visible: una familia rota y una ciudad que nuevamente se enfrenta a la tragedia.
Lejos de tratarse de un hecho aislado, este episodio se enmarca en un contexto de creciente número de suicidios en la ciudad, sin que hasta el momento se perciban respuestas concretas por parte de las autoridades. Pese a contar con áreas municipales destinadas a la prevención y abordaje de la salud mental, la percepción en la comunidad es la de una ausencia institucional que deja a las familias solas frente a estas crisis.
Organismos que no logran cumplir su función, políticas públicas que no llegan a tiempo y una sociedad que muchas veces evita hablar del tema, configuran un escenario alarmante que demanda acciones urgentes.
Hoy, Goya llora la partida de un joven que ya no está, mientras crece el llamado a que la salud mental deje de ser un tema relegado y se convierta en una verdadera prioridad.