El Gobierno dirá que el ajuste fiscal y monetario empezó a ordenar el escenario, pero la inflación del mes de enero, que reflejó un alza del 20,6 por ciento (por debajo del 25,5 en diciembre), está casi enteramente explicada en una recesión récord, con devaluación, precios liberados y un camino incierto hacia adelante. Al día de hoy, lo que está instalada es una caída de la demanda muy fuerte con precios récord y los rubros regulados, como tarifas de servicios públicos, prepagas, transporte, combustibles y colegios privados, amenazando la tendencia. En pocas palabras, el gobierno busca frenar la inflación destruyendo el poder de compra de los ingresos e intentando que, en ese contexto, los precios caigan porque las familias no pueden acceder, primero, a bienes durables y, luego, a los esenciales.
En paralelo, esa posición oficial contrasta con la idea del presidente Javier Milei de dolarizar la economía y la presión que recibe desde el exterior y a nivel local para encarar ese asunto. La pregunta es, si como el gobierno dice la inflación va a la baja, ¿para qué es necesario dolarizar como medio único para terminar con la inflación y no ir al fracaso?
El INDEC dio a conocer en las últimas horas el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del primer mes de año, que reflejó un incremento de 20,6 por ciento en los precios, bastante por debajo del 25,5 por ciento de diciembre. Con esta cifra, se llegó a una inflación acumulada interanual del 254,2 por ciento. Visto por rubros, los mayores aumentos fueron en “Bienes y servicios varios” con el 44,4 por ciento, producto del incremento en artículos de Cuidado personal.
Luego de eso, siguió “Transporte”, con el 26,3 por ciento, por las subas en transporte público y el arrastre del aumento de combustibles, junto con “Comunicación”, con el 25,1%, por el alza en servicios telefónicos y de internet. De todos modos, el rubro con mayor incidencia en todo el país fue Alimentos y Bebidas, que subió 20,4 por ciento, quedando casi igual que la media. Carne, pan y cereales fueron, en el sector, los productos que más empujaron.
En la otra esquina, lo que menos subió fueron Prendas de vestir y calzado, 11,9%, y Educación, con el 0,9%. Visto por regiones, se destacaron las subas del 24,2% en la región patagónica, del 22,3 en Cuyo, en torno al 21% tanto para el Noroeste como para la zona Pampeana, y del 19% en el Noreste junto a Capital Federal y Gran Buenos Aires.
Asimismo, los precios Estacionales subieron 16,2%; los Regulados el 26,6%, mientras que el IPC Núcleo subió 20,2%. Si se toma la inflación de los últimos 12 meses, que alcanzó al 254,2%, el IPC Núcleo aumentó 275,9%, los Estacionales 200,4 %: y los Regulados 213,1%.
El Gobierno dice que baja…
“El dato de inflación de enero confirma el sendero de desaceleración en la nominalidad que se viene observando desde mediados de diciembre, a una velocidad mayor que la prevista por el mercado”, expresaron fuentes cercanas al ministro de Economía, Luis Caputo. Pero aclararon que “el número de enero todavía tiene implícito un elevado arrastre estadístico de diciembre, derivado del overhang monetario heredado y el sinceramiento de precios relativos en la primera semana de la administración actual”.
Asimismo, el equipo de Caputo afirmó que “el traslado a precios de la devaluación de diciembre fue mucho menor al del salto del tipo de cambio en agosto del año pasado. Mientras en aquel entonces la mejora en el tipo de cambio real fue consumida en menos de dos meses, entre diciembre y enero la inflación fue de 51%, frente a una suba nominal del tipo de cambio de referencia de 129%”.
Agregaron además que “esto se dio a pesar de que a partir de diciembre se fueron sincerando otros precios que venían fuertemente atrasados, como los combustibles o los productos de consumo masivo que se encontraban bajo esquemas de precios controlados”. Así, concluyeron que “el programa económico llevado adelante por el Ministerio de Economía apunta a sostener y profundizar este escenario de desinflación. La combinación de ancla fiscal, monetaria y cambiaria, y la normalización en el comercio exterior aseguran una trayectoria inflacionaria decreciente. La estabilización macroeconómica, fundada en el equilibrio financiero y el sinceramiento de precios relativos, es condición necesaria para que la economía argentina ingrese en un sendero virtuoso de crecimiento del salario real y generación de empleo de calidad”.
Si va a la baja, ¿para que dolarizar?
Por fuera de las conclusiones públicas del Gobierno, hay cuestiones curiosas en el marco de este proceso. Si, efectivamente, como el gobierno dice la economía va a una camino de desinflación sólo con el ajuste fiscal, monetario y la recesión, ¿cuál es el apuro por dolarizar? Fuentes oficiales, en extremo cuidado, afirmaron ante Página I12 que en los próximos meses habrá tensiones que definirán el escenario de precios. En los despachos oficiales se charla de levantar el cepo cambiario y evitar una devaluación. También de buscar un desdoblamiento cambiario para seducir la liquidación de exportaciones del agro y tener dólares que hoy no parecen estar a la vista por dos razones: el campo cree que el dólar está barato y, también, hay cuestiones climáticas que amenazan una cosecha en volúmen.
En síntesis, el Gobierno vende que evitó una híperinflación que habría dejado la gestión de Sergio Massa, pero en realidad quedó entrampado en el combate a la inflación y la liberación total de precios relativos. “Esto nos obliga a pensar en dolarizar más rápido de lo que esperábamos, no es casual que se vuelva a hablar del tema”, destacó una alta fuente de la Casa Rosada ante la consulta de este diario.
Estas posiciones develan que, a diferencia de lo que el Gobierno dice en público, un proceso de desinflación que parecería algo endeble. Eso, quizás, explique por qué empresarios locales empezaron a alentar a Milei a dolarizar y hasta uno de los dueños de Forbes le pidió que lo haga antes de que su gobierno vaya al fracaso.