El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, salió a desdecir la promesa que hizo anoche Javier Milei de bajar el 90 por ciento de los impuestos. Dijo que en realidad el Presidente no dijo lo que había dicho o que, en todo caso, no debió decirlo de esa manera.
En su discurso de anoche transmitido por cadena nacional por cumplirse un año de gestión, el Presidente fue muy claro. Dijo que el equipo económico estaba “terminando una reforma impositiva estructural” que “reducirá en un 90 por ciento la cantidad de impuestos nacionales”, de modo tal que las provincias volverán a tener “la autonomía impositiva que nunca debieron haber perdido”.
El anuncio sorprendió por su altisonancia y por el efecto tributario que ello implicaría, e inmediatamente sembró dudas respecto de cómo el Estado se solventaría con una reforma de tamaña dimensión.
Las preguntas sobre la sensatez de ese anuncio comenzaron a sonar: ¿cuáles serían los impuestos que se eliminarán? ¿Qué sectores serían los más beneficiados? ¿Cómo reemplazaría el Estado la pérdida de ese ingreso? ¿Cuánto aumentarán los impuestos que seguirían vigentes? ¿Cómo el Gobierno podría administrar un país con sólo el 10 por ciento de los actuales ingresos?
Pero esta mañana, Sturzenegger se apresuró a bajarle el tono a esa afirmación, poner en su lugar a la promesa presidencial y aclarar que en rigor Milei no dijo lo que todo el mundo escuchó y entendió, o que en todo caso hubo una interpretación que no debió hacerse.
“El Presidente fue muy fuerte con eso”, reconoció e inmediatamente lo corrigió: “Él no está hablando de eliminar el 90 por ciento cuantitativamente sino que está hablando de la cantidad de instrumentos, porque para bajar el 90 por ciento de la carga impositiva tendríamos que bajar 90 por ciento el gasto”.
De lo que Milei habló, prosiguió el ministro, “es de que tenemos una estructura muy compleja, con un montón de impuestos que recaudan muy poco y que es momento de empezar a simplificar. O en todo caso concentrarse en los impuestos más importantes”.
“De lo que sí él habló es de la motosierra profunda, porque cada gasto que hace el Gobierno es un impuesto que tenemos que pagar los argentinos para financiar ese gasto.”
Entonces, continuó, “la visión que tenemos nosotros en el Gobierno es que cada peso que ahorramos del Estado es un impuesto menos que le vamos a cobrar a la gente”, cerró.