Producción local bajo amenaza

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Las importaciones de alimentos se aceleraron en diciembre de 2024, profundizando así la tendencia observada a lo largo del año: frutas, hortalizas pero también alimentos procesados empezaron a ingresar provenientes de países limítrofes, desde donde aseguran que el cambio de Gobierno los benefició. Las economías regionales pero también otra producción local se verán amenazadas en 2025 por el retraso cambiario y la desregulación de importaciones. Ayer el Gobierno modificó el Código Alimentario Argentino para facilitar las importaciones y exportaciones de alimentos.

En diciembre de 2024 la importación de alimentos aumentó un 82 por ciento respecto a los registros del último mes de 2023: las compras al exterior casi se duplicaron al pasar de 133 millones de dólares en diciembre de 2023 a 242 millones en el mismo mes de 2024, sostienen desde el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) que dirige el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez.

Las compras de alimentos marcaron así un nuevo récord, luego del crecimiento interanual del 61 por ciento que habían anotado en noviembre. Las primeras en despuntar, en línea con lo que resulta un deseo del Gobierno, de facilitar el ingreso de productos extranjeros promoviendo así un dudoso impacto anti-inflacionario.

La tendencia al crecimiento lineal de las importaciones de alimentos empezó en junio de este año, observa el informe que lleva la firma de Javier Preciado Patiño, del IDAA. Y vale agregar que a partir de ese mes se produjo un cambio en la tendencia general de las importaciones, con una ralentización de la tasa de caída e incremento en el último mes. Sin embargo las compras totales cerraron el año 17,5 por ciento abajo que 2023.

Lo que los analistas ven es una profundización de la tendencia de fines de 2024 en 2025, en lo que hace a las compras de alimentos, debido al ánimo desregulador del Gobierno que también se vio plasmado en el decreto 35 que facilita las importaciones de alimentos provenientes de países desarrollados.

Lo que más preocupa es la importación de alimentos que tienen también producción local: “las condiciones macroeconómicas creadas por el Gobierno nacional (retraso cambiario), sumadas a una apertura indiscriminada del comercio exterior pueden ocasionar daños a las cadenas de valor locales involucradas”, apuntan desde el IDAA. Se trata del caso de los limones –economía regional por excelencia en Tucumán-, zanahorias, cebolla y tomate; entre otros.

Los alimentos importados provienen principalmente de países limítrofes. El primer caso comentado en el informe es el de los limones, en el cual “las importaciones mensuales promedio fueron de 153 toneladas entre enero de 2021 y septiembre de 2024, pasando en octubre a 779 toneladas, en noviembre a 3.042 y en diciembre a 5.147 toneladas, marcando un aumento anual de casi 6 veces respecto de 2023”, advirtieron.

Otro caso que llama la atención es el de la cebolla, que según el IDAA pasó de sumar unas 467 toneladas en 2023 a 32.689 en 2024. Otras dos economías regionales que están en jaque por las importaciones son la zanahoria y el tomate. En el primer caso las compras externas pasaron de 194 toneladas en 2023 a 11.870 el año pasado. En el caso del tomate se importaron 233 toneladas en 2023 versus 13.871 en 2024.

“Estamos enviando productos pero no queremos que sea coyuntural”, dijo un funcionario del área de Agricultura y Ganadería del Paraguay, citado por el informe del IDAA. “El cambio de Gobierno nos ayudó”, agregó.

También integran la lista con fuertes aumentos en las importaciones el vino, el tomate elaborado y la yerba mate, que son alimentos procesados y que por ende involucran un mayor valor agregado en su procducción. En el caso del vino, las importaciones crecieron 594 por ciento en 2024, al totalizar 5.042 toneladas. Las compras externas de tomate elaborado aumentaron 197 por ciento (23.492 toneladas en 2024). En tanto, las de yerba mate crecieron un 83 por ciento: 11.610 toneladas, según los datos del IDAA.

 

Preciado Patiño apuntó a “las condiciones macroeconómicas y la política desregulatoria,” que lleva adelante el Gobierno en materia de comercio exterior, como un riesgo para el entramado productivo local. Además, “todo indica que de cara a un año electoral, los lineamientos de la política macroeconómica y comercial se profundizarán”, señaló.

“De hecho,la decisión de desacelerar la devaluación programada del 2 al 1 por ciento mensual, contra tasas de interés positivas, seguirá fortaleciendo el peso frente al dólar, favoreciendo las importaciones. Por otra parte el gobierno ve, a nuestro entender erróneamente, que facilitar la importación de alimentos contribuirá a bajar precios y controlar la inflación”, concluyó en el informe.